Vaporizadores portátiles y de mesa
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Vaporizadores de Hierbas y Extractos, un 98% más sano que combustionar
Los vaporizadores de mesa y portátiles son la mejor forma de utilizar tus flores por muchas razones. La principal es la salud, ya que se ha demostrado que las sustancias más nocivas y cancerígenas del humo son subproductos de la combustión. Por contra, la vaporización no quema el material vegetal utilizado al aplicar una temperatura controlada en el proceso. El resultado es un vapor sin contaminantes y que llega a ser un 98% menos nocivo que el humo derivado de la combustión.
Vaporización por convección o conducción: ¿Cual es mejor?
En la actualidad existen sistemas de vaporización de dos tipos principales: convección y conducción. Ambos han sido objeto de investigación y desarrollo llegando a producir un vapor de alta calidad y con un excelente aprovechamiento de las flores utilizadas. En ambos sistemas el control de temperatura te permite ajustar la vaporización a tus gustos y necesidades.
Vaporización por conducción
La vaporización por conducción es el sistema en el que se calienta la hierba mediante el contacto con las paredes calientes del depósito, llamado «horno». Al aspirar, el aire subirá arrastrando las sustancias vaporizadas hasta la boquilla. En principio es el sistema más barato de implementar, por lo que los vaporizadores económicos como el XMAX Vital suelen utilizarlo. Sin embargo, vaporizadores de alta gama como el PAX 3 han conseguido un sistema de conducción que iguala e incluso supera a algunos dispositivos de convección.
Vaporización por convección
El sistema utilizado en los vaporizadores de mesa suele ser el de convección, ya que en estos aparatos el tamaño es menos importante y es más sencillo el diseño de un sistema de convección apropiado. Vaporizadores como el Volcano Digital han llevado la calidad al extremo refinando su sistema de convección. En la actualidad existen varios vaporizadores portátiles de convección, con tamaños cada vez más compactos y funcionales como el Arizer Air II, con uno de los mejores sistemas de vaporización del mercado.
Vaporiza y gana en salud
En un cigarro de marihuana, además de la resina, se quema la propia materia vegetal produciendo humo cargado de compuestos químicos nocivos que se generan por la propia combustión. Si se le añaden los subproductos derivados de la combustión del papel y del tabaco, el resultado es un coctel de sustancias tóxicas, sobre todo para el sistema respiratorio. Los vaporizadores permiten inhalar el vapor de los aceites esenciales y resinas presentes en la materia vegetal, aplicando calor a ésta sin que llegue a producirse combustión, eliminando los daños producidos por la inhalación de humo.
Se desarrollaron enfocados al consumo medicinal pero su uso se ha extendido a cualquier consumidor que quiera saborear realmente una yerba, o reducir los riesgos derivados del fumar. La calidad de un vaporizador radica en su capacidad para aprovechar completamente la resina sin llegar a producir ninguna combustión –entre 160º y 200º se liberan los aceites sin arder el vegetal– premisa que solamente cumplen a rajatabla los de gama alta. Se diferencian entre vaporizadores de sobremesa y portátiles, y dentro de éstos, podemos diferenciarlos por su forma de calentar la materia vegetal.
Los vaporizadores manuales son la versión más sencilla. Suelen ser de cristal y se basan en la idea de alojar la materia vegetal en el interior, aplicar calor en el exterior de forma manual con un mechero o soplete hasta observar la aparición de vapor e inhalarlo antes de que se produzca la combustión. Son los más económicos y también los que menos pueden cumplir la premisa de un buen vaporizador, ya que todo depende de la pericia del usuario al aplicar la fuente de calor.
Los vaporizadores eléctricos son los que funcionan calentando la materia vegetal alojada sobre una cazoleta – metálica, de cristal o cerámica- calentada por resistencia eléctrica. Suelen incorporar regulador de temperatura ya sea analógico o digital. Tienen una buena relación calidad-precio por lo que resultan ideales para iniciarse en el mundo del vaporizador.
Los vaporizadores de flujo de aire funcionan haciendo pasar una corriente de aire caliente –a la temperatura exacta programada- a través de la materia vegetal alojada en una cazoleta. Este tipo de vaporizadores expulsan el vapor en una bolsa de la que luego inhala el usuario, aunque también los hay que permiten la inhalación directa. Suelen ser los más precisos y costosos, pero en general cumplen a la perfección la premisa de un buen vaporizador.
Los vaporizadores portátiles pueden ser manuales, eléctricos o de flujo de aire pero tienen en común alimentarse de algún tipo de batería –o funcionamiento autónomo con gas- que permiten vaporizar libre de enchufes. Entre los portátiles se encuentran los vaporizadores para aceites o BHO.